📖 Repaso de la historia misma del rock and roll frente a los impuestos.
💰 Planificaciones fiscales y sus ventajas en las diferentes etapas de su música.
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Por Esp. Cdr. Diego Andrés Colazo
[dropcap]L[/dropcap]os medios periodísticos dieron cuenta de que Simmons vendió su mansión de casi 1.500 metros cuadrados por 22 millones de dólares luego de haber invertido más de la mitad de ese valor desde que la adquiriera en 1984. Meses atrás, en agosto de 2020, vendió su casa de montaña, en otra zona exclusiva como Laurel Canyon, en Hollywood Hills, Los Ángeles, por 2,2 millones de dólares.
El fundamento de estas decisiones, según lo ha expresado Simmons en una entrevista a The Wall Street Journal, son los altísimos impuestos con que gravan los patrimonios y las rentas de sus contribuyentes, tanto el condado como el estado señalados.
En efecto, California tiene una elevada carga tributaria entre impuestos locales, estatales y federales sobre la renta y sobre el patrimonio.
La decisión de Simmons es la de obtener un ahorro fiscal importante al trasladarse definitivamente junto a su esposa, la ex playmate Shannon Tweed, a una finca en Washington, estado en el cual los impuestos locales o estatales sobre el patrimonio o la renta son mínimos o no existen.
No es el de Simmons el único caso de un músico de rock que se expresa en contra de los impuestos o que traslada su residencia con el fin de minimizar su carga tributaria, haciendo uso de una economía de opción.
Repasemos, sino, un poco de la historia misma del rock and roll.
El 5 de agosto de 1966, The Beatles publicaba su séptimo álbum “Revolver” en el que se incluía una canción compuesta y cantada por George Harrison llamada “Taxman” que justamente es la que abre el disco.
Los primeros versos del tema expresan “Let me tell you how it will be there’s one for you, nineteen for me, ´cause i´m the taxman, yeah, i´m the taxman, should five per cent appear too small, be thankful i dont take it all”. La traducción de esos versos sería “Déjame decirte como será, hay uno para ti y diecinueve para mí, porque soy el recaudador de impuestos, sí, soy el recaudador de impuestos, si cinco por ciento te parece poco, agradece que no me quede con todo”.
En la canción, Harrison claramente expone su opinión de disgusto por el impuesto sobre la renta inglés, al que considera confiscatorio para la gente con altos ingresos como el grupo en aquel momento[2].
The Rolling Stones en 1971, en ocasión de la grabación de su décimo disco “Exile on main Street”, debió exiliarse en Francia para evitar el pago de impuestos. Mick Jagger se mudó a Paris en tanto Keith Richards se ubicó en Niza, donde finalmente recaló todo el grupo para grabar aquel disco, que finalmente vería la luz en 1972. Luego de un par de años, Jagger se mudaría a Estados Unidos y desde hace casi 40 años que tiene el estatus de británico no residente, por lo que no paga por sus propiedades registradas fuera del Reino Unido. Y las que tiene allí, están registradas a nombre de sociedades off shore.
Cat Stevens en 1973, luego de unas vacaciones en Río de Janeiro, fue intimado por el fisco inglés a ingresar un impuesto de más del 80% de sus ingresos, razón por la cual el músico decidió hacerle un corte de manga, regresar a Brasil y donar a causas benéficas de la UNESCO parte de su ahorro fiscal.
Queen tuvo serias discusiones con el fisco inglés luego de editar su emblemático disco “A night at the opera” en 1975.
El baterista Roger Taylor explicó esa situación muy claramente en “Days of our lives”, aquel aclamado documental de la BBC sobre la trayectoria de Queen, en el que manifestó su disgusto ante la voracidad del fisco inglés que se quedaba con casi el 90% de sus ingresos.
Por los altos impuestos en el Reino Unido, el grupo debió utilizar estudios de grabación en Francia y Suiza, muchos más baratos y con mejor tecnología, por lo que además los miembros del grupo realizaron inversiones inmobiliarias (como comprar el estudio de grabación que utilizaban) y también llevaron su dinero personal al sistema bancario suizo, famoso durante décadas por sus disposiciones sobre secreto financiero que garantizaba la más absoluta reserva acerca de titulares y beneficiarios de cuentas bancarias.
David Bowie fue otro rockstar disgustado con el alto porcentaje de impuestos señalado por Harrison en Inglaterra.
Así, en 1976 y por consejo de sus asesores impositivos ingleses, el Duque Blanco y su esposa, la modelo estadounidense Ángela Barnett, se mudaron a Suiza con el fin de obtener residencia en ese país, luego de vivir un cierto tiempo en Estados Unidos (primero en New York y luego en Los Ángeles) donde tampoco fue bien tratado en materia impositiva.
Los altos impuestos americanos terminaron de convencer a Bowie y a su entorno de abandonar definitivamente el febril y tóxico ritmo de la ciudad de oro y mudarse a Suiza.
El cantante se instaló en Lausana, luego de una breve estancia en Blonay, pequeña comunidad a la que no pudo adaptarse por lo convulsionado de su vida en ese momento (el músico padecía una severa adicción a la cocaína que provocó inconvenientes en su salud mental).
Con esta decisión, el Duque pasó a tributar un impuesto sobre la renta equivalente a 1/4 de lo que pagaba en Inglaterra sobre sus ingresos totales.
La planificación fiscal de los Stones, Stevens, Queen o Bowie sería luego imitada por artistas como Rod Stewart[3], Led Zeppelin[4], Rainbow[5], Whitesnake[6] o Iron Maiden[7], entre otros, que establecieron bases de operaciones en países como Estados Unidos, Alemania, Portugal, Bélgica o Canadá para ensayar, producir, grabar, registrar o distribuir su música con ciertas ventajas fiscales.
El argumento para ofrecer a los fiscos era ya en aquel entonces el de resaltar la naturaleza nómade de los músicos de rock por su constante vida en la ruta y la dificultad para radicar un centro de intereses más o menos estable que otorgue estabilidad y rentabilidad para su arte.
Los sellos discográficos y oficinas de management hicieron también su parte y comenzaron a brindar facilidades a los artistas de su catálogo cuando instalaron estudios de grabación y oficinas de representación en paraísos fiscales como Bahamas, Islas Vírgenes o la Isla de Man, durante los 80.
Un caso particular en aquella década fue el de Bob Geldof, músico de rock irlandés que comenzó su carrera en 1975 con su banda The Boomtown Rats y que saltó luego a la fama en 1982 por protagonizar la película “The Wall” de Pink Floyd.
En 1985 Geldof creó Band Aid Trust, fundación que sería la cara visible de su obra solidaria de lucha contra la pobreza y el hambre en el continente africano con los festivales “Live Aid for Africa”, dos conciertos benéficos realizados en simultaneo en el estadio de Wembley de Londres y en el estadio John F. Kennedy de Filadelfia con el fin de recaudar fondos para acciones concretas en Etiopía y Somalia, experiencia que repetiría veinte años después con los festivales “Live 8”.
Geldof utilizó su nacionalidad irlandesa para gozar de la exención que tienen los extranjeros residentes en Inglaterra por sus ingresos provenientes de otros países bajo la fórmula non-dom o de tributación por residencia. Esos ingresos provenían de empresas que Geldof tenía registradas en Islas Vírgenes. Con esta mecánica el músico obtuvo importantes beneficios fiscales a la hora de vender las propiedades y una importante exención en el impuesto a las sucesiones.
La modalidad utilizada por Geldof es la misma que utilizan desde hace décadas Mick Jagger y Ringo Star (ex baterista de The Beatles) aunque éstos no fueron tan criticados por los sectores más radicales. Quizás sea porque una fría ingeniería fiscal contrasta y resulta chocante con una heroica imagen solidaria en “San Bob” como lo llamaban en África y que le valiera el título de “Caballero Comendador de Honor de la Orden del Imperio Británico”, otorgado en 1986 por la Reina Isabel II.
En la década de los 90 el caso más relevante fue, quizás, el de U2.
El grupo irlandés tiene su centro de interés financiero en los Países Bajos, hacia donde canaliza todos sus ingresos.
Bono, su carismático líder y figura supra política mundial, se pronunció siempre a favor de los impuestos bajos y la competencia fiscal entre estados, advirtiendo que la estrategia tributaria utilizada por el grupo es totalmente lícita.
A pesar de que la estrategia impositiva de su grupo los lleve a concentrar sus ingresos en otro país que no es el de su origen, Bono se muestra orgulloso de la política tributaria de reducción de impuestos que ha llevado a Irlanda a convertirse en uno de los países con mejores indicadores de desarrollo.
Hasta aquí nuestro breve repaso dio cuenta de algunas estrategias implementadas por bandas de los 60, 70, 80 y 90 para aminorar su carga tributaria.
En el tercer milenio, la cuestión no varió demasiado, pero si tomaron estado público algunos casos que no se trataban de economía de opción sino de evasión tributaria, y que fueron detectados y sancionados por los fiscos involucrados.
Uno de los últimos y más resonantes casos fue el del grupo inglés Arctic Monkeys.
No se trató, en rigor, de un caso único sino de una mecánica de evasión organizada a través de la firma Liberty en la que se detectaron cerca de 1.600 casos de defraudación al fisco del Reino Unido por un total de 1.200 millones de libras esterlinas[8].
La estrategia fiscal adoptada por el grupo y gestionada por Liberty fue la declaración de enormes cifras de pérdidas por gastos ficticios relacionados con giras y producción de videoclips, de manera tal de reducir o eliminar la renta gravable.
El fisco inglés viene observando desde hace más de una década el accionar de firmas como Liberty, Icebreaker o Mercury Tax, especialistas en materia de planificación fiscal y gestión patrimonial.
Pero ¿Qué sucede en estos días con el rock y los impuestos?
La estrategia más difundida en el mundo del rock ha sido la de constituir sociedades para gestionar los ingresos de las carreras artísticas de los músicos a través de la cesión de derechos de imagen y de publicación, la venta de tickets para conciertos o merchandising.
Uno de los casos más conocidos es el del grupo inglés Radiohead, que registra una sociedad de responsabilidad limitada por cada disco para la gestión de la propiedad intelectual de sus nuevas canciones.
En muchos casos, estas sociedades funcionan como sellos discográficos con derecho total sobre determinada obra, en tanto que en otros casos gestionan a través de licencias y el cobro de royalties.
El modelo de Radiohead se encuentra bajo revisión por parte del fisco británico ya que se trata de una sociedad para cada proyecto, con escaso capital pero importantes deudas con la que financian discos, vídeos o giras. Llegado el caso, si hubiera procesos concursales, se liquidaría la sociedad sin afectar al patrimonio de las sociedades creadas por otros proyectos.
Este modelo de negocios ha permitido a los músicos pagar el impuesto sobre la renta no como personas humanas sino como personas jurídicas o sociedades a una alícuota menor a la que le correspondería someterse como individuo.
Pero no solo es cuestión de alícuota sino también de que la ley fiscal inglesa admite mayores deducciones de gastos en muchos casos.
Otras estrategias utilizadas por muchos músicos pasan por el aprovechamiento de exenciones fiscales y subsidios a las industrias artísticas atadas a requisitos de residencia, la deducción de pérdidas artificiales por gastos soportados por terceros contratantes, el ocultamiento de ingresos y de patrimonios bajo estructuras contractuales novedosas, etc.
Como fuere, hoy con los acuerdos y protocolos de intercambios de información, las fiscalizaciones trasnacionales, los planes de acción de organismos multilaterales como la OCDE o la ONU, o los regímenes de información sobre planificaciones fiscales, el margen de evasión tributaria se ve disminuido y no solo para el rock.
Por todo lo expresado hasta aquí, nos surgen algunos interrogantes: ¿Está hoy el rock en contra del sistema? ¿Debería estarlo? ¿Acaso no lo necesita para existir?
La discusión va más allá de las posiciones de izquierda, de centro o de derecha.
Los discursos de romántica rebeldía relatados en las canciones como manifiestos de compromisos de lucha por causas justas parecen ceder, una vez terminado un concierto, ante la necesidad de comer, pagar facturas y vivir dignamente.
Al final de cuentas, todo se reduce al vil metal en el propio bolsillo.
Como fuere hay que reconocer que no pagar impuestos es un negocio… y a veces, el negocio es bueno[9].
- Contador Público Nacional. Especialista en Tributación
[1] https://www.wsj.com/articles/gene-simmons-selling-los-angeles-mansion-11603381998
[2] En 1964, Harold Wilson del partido Laborista asume como Primer Ministro del Reino Unido e implementa una reforma tributaria en la cual una de sus principales medidas fue la de incrementar alícuotas en el impuesto sobre la renta, al punto de que quienes ganaban más de 20.000 libras esterlinas debían pagar un impuesto que llegaba al 90%, lo que se mantuvo durante la década del 70, con algunas modificaciones.
[3] Rod Stewart se marchó de Inglaterra a California en 1974, luego de críticas muy severas por parte de músicos como Elton John o Ian Anderson de Jethro Tull por abandonar Inglaterra debido a la política fiscal de ese país.
[4] Es famoso el episodio del concierto de Earls Court, en 1975, donde Robert Plant se quejó ante sus fans de que en unas elecciones haya triunfado el Partido Laborista que impulsaba altos impuestos progresivos.
[5] Ritchie Blackmore, guitarrista y alma matter del grupo, se instaló durante un tiempo en Alemania y luego se radicó en Estados Unidos.
[6] David Coverdale, cantante y líder de Whitesnake, mantuvo residencia tanto en Inglaterra como en Estados Unidos durante varias décadas, aunque recién obtuvo su ciudadanía americana en 2007, luego de residir por más de veinte años en Lake Tahoe, en Sierra Nevada, muy cerca del límite entre el estado de Nevada y California, donde el cantante mantiene su centro de intereses.
[7] El grupo inglés de heavy metal tiene en Portugal un gigantesco local de ensayos con estudio de grabación y alquila un hangar en un aeropuerto cercano para su boing 747-400 denominado Ed Force One que suele pilotar el propio vocalista de la banda Bruce Dickinson.
[8] Otros famosos involucrados fueron el cantante ya fallecido George Michael y el actor Michael Caine.
[9] Juego de palabras relacionado con el disco “Killing is my business… and business is good!” del grupo estadounidense de thrash metal Megadeth.
Fuente: https://escenariostributarios.blogspot.com/2021/02/elrock-no-quiere-pagar-impuestos.html